Planteamiento del problema
La violencia de género es un problema para la humanidad que afecta a millones de personas, sobre todo a mujeres y adolescentes. Si bien los hombres también son víctimas de la violencia, la violencia contra las mujeres se caracteriza por su alta prevalencia al interior de la familia, su aceptación por la sociedad y su grave impacto a largo plazo sobre la salud y bienestar de las mujeres, además de la afectación a sus hijas e hijos. Sus repercusiones nocivas van desde el ámbito personal y familiar hasta el social, con consecuencias de deterioro de la salud y de las relaciones sociales. La formación de los adolescentes está afectada por la violencia de género y es necesario prevenirla desde edades tempranas para lograr que los jóvenes desarrollen su personalidad adecuadamente.
En la gran mayoría de los casos, el estado emocional de
las personas que han vivido algún tipo de maltrato o abuso, ya sea mental,
físico o sexual, se afecta a tal punto que la víctima de estas situaciones
puede llegar a experimentar algún trastorno o enfermedad mental. La víctima
usualmente se sienta afligida, vulnerada y presenta una baja autoestima: por lo
tanto, hablar abiertamente de su situación se les dificulta. Incluso, en
algunas ocasiones, la persona puede sentirse avergonzada o manifestar ser
culpable de su circunstancia producto del trauma psicológico.
Los trastornos más comunes en las personas que son
víctimas de violencia son: la depresión, la ansiedad, el estrés
post-traumático, los ataques de pánico, el abuso de alcohol, el abuso de
sustancias psicoactivas, entre otros. En los casos más extremos se puede llegar
a evidenciar comportamientos suicidas o episodios psicóticos.
La O.M.S. ya alertó en 2002 que la violencia de género es
la primera causa de pérdida de años de vida de las mujeres entre 15 y 44 años
por encima de las guerras, los accidentes de tráfico o los distintos tipos de
cáncer. Además las incapacita para controlar sus propias vidas y desarrollarse
como personas libres en cuanto a los derechos legítimamente establecidos (Paz,
2007). La O.N.U. calcula que sesenta millones de mujeres en el mundo están
sufriendo violencia de género.
A pesar de los avances en las leyes y las ideas de
igualdad que se pretende establecer entre hombres y mujeres, el machismo y la
cultura patriarcal siguen arraigados en nuestra sociedad, manteniendo
relaciones de poder asimétricas y perpetuando la desvalorización de las
mujeres. Lo que está pasando en Colombia con las mujeres es crítico. A pesar
que hay un aumento en las denuncias, no deja de ser alarmante la inoperancia
del estado para atender la situación en materia de prevención, sanción y
garantía de no repetición. Si en una ciudad como Bogotá aún no se llega a garantizar estos derechos,
imagínese lo que puede ocurrir en municipios tan alejados como Maicao.
Fonseca Siosi es uno de los barrios en Maicao con mayores
situaciones de conflicto en las que las mujeres son las víctimas. Los
habitantes de este barrio no poseen claridad sobre el concepto de
"violencia de género", y sus comportamientos cotidianos son
normalmente agresivos; por esta razón comportamientos destructivos son
considerados como normales y no reconocen ciertas señales de riesgo que se
pueden estar presentando en sus relaciones.
La violencia de género en el barrio Fonseca Siosi es una
problemática que se presenta por ciclos, en la que el agresor en algún momento
fue una víctima: el padre golpea a la madre, ésta al hijo y éste cuando crece
golpea a su pareja, y de esta forma se perpetúa el ciclo y aumentan los índices
de violencia. También se presentan ciclos respecto a los episodios violentos: el
agresor ofende a su pareja y luego vuelve a ser un compañero tranquilo y confiable, para después de un
tiempo volver a agredir por períodos de tiempo cortos pero de gran intensidad
en cuanto al daño psicológico.
Las causas principales
de violencia de género son el alcoholismo, la drogadicción y los celos. Estos
en sí mismos son consecuencias de otras situaciones que caracterizan a este
sector, como por ejemplo, el desempleo, la pobreza, la ruptura de la estructura
familiar y el machismo, que estereotipa a los individuos.
Los pobladores del barrio Fonseca Siosi desconfían de las
autoridades y de la ley y dudan de su efectividad sumado al desconocimiento
masivo de mecanismos de protección de las víctimas, ya que los individuos
desconocen cuáles son los mecanismos que ésta les proporciona para tener un
mejor resultado que garantice la protección de la víctima.
Con respecto a la
violencia de género en toda La Guajira, se registró un aumento en 2018 con
respecto al 2017, según información de la administración temporal del sector
Salud, que calificó este evento de salud pública como uno de los de mayor
incidencia en el departamento. Se registran 844 casos, es decir 165 más que el
año pasado, cuando se presentaron 679 casos. De estos, 393 se dieron en
Riohacha, lo que representa el 46,6%.
Según las edades, los
menores de 19 años registran 273 casos con el 32,3 % del total de los casos,
mientras que el grupo de edad de 25 a 29 años registra 135 casos, obteniendo el
16,0%, según el boletín epidemiológico.
Otra de las variables que
presenta el documento es la asociación entre el consumo de alcohol y otras
sustancias psicoactivas y la ocurrencia de las agresiones por parte de la
víctima del hecho violento, la cual se encuentra suficientemente documentada y
su consideración como factores de riesgo se acepta universalmente. Se indica
que el 11,6 % (98 casos) de las víctimas registró haber estado bajo el efecto
de alcohol, situación que los pone en condición de vulnerabilidad.
La incidencia en el
departamento de La Guajira de violencia de género es de 83,3 casos por cada
100.000 habitantes, cifra que se
encuentra por encima de la tasa nacional que es 80,2. Se observa que los
municipios de Riohacha, Villanueva, San Juan del Cesar, Fonseca y Dibulla
registraron las incidencias más altas. De los 15 municipios de La Guajira (6)
seis registran tasas por encima de la tasa de incidencia departamental, entre
los cuales se ubican a Villanueva, Dibulla, San Juan del Cesar Riohacha, La
Jagua del Pilar y Fonseca.
Así mismo, se determinó
que los mayores agresores de la violencia en general fueron los hombres con un
82,2 % (694 casos) y las mujeres con un 16,7 % (141 casos), se encontraron 9
casos sin dato. Según la naturaleza de la Violencia predomino la violencia
física (700 casos), y las violencias sexuales 37 casos distribuidos en, el
abuso sexual (31 casos) y la Violación (2 casos), actos con uso de la fuerza (3
casos) y acoso sexual (1 caso). La negligencia y el abandono aporto el 2,3% (19
casos). En esta variable el 9,6% de los casos no contó con información. En el informe se recomienda que se deben priorizar las actividades de
promoción de la salud encaminadas a disminuir el número de casos.
Con este propósito la
administración temporal llevó a cabo en octubre del 2017 la primera sesión
desde su creación, del Comité Interinstitucional Departamental de Erradicación
de Violencia Contra la Mujer CIDEVM.
El evento, fue convocado por
el gobernador encargado del Departamento Weildler Guerra Cúrvelo quien dijo que
se trabajará en la eliminación de la violencia contra la mujer.
Este comité y su
funcionamiento, están enmarcados dentro del cumplimiento de la Ley 1257 de
2008, con la cual se busca garantizar el derecho de las mujeres de vivir en
todos los aspectos de su vida laboral, personal y social, libre de violencia.
La ley enfatiza en la apertura y acceso de canales administrativos y
judiciales, necesarios para la protección y atención de los derechos de la
mujer, al igual que el ejercicio de políticas públicas para su acatamiento.
El Comité Interinstitucional
Departamental de Erradicación de Violencia Contra la Mujer CIDEVM, que fue
creado por medio de la Ordenanza 332 del 2011, para aunar esfuerzos con las
diferentes instituciones que tienen injerencia en el tema de género para ofrecerle
a la mujer guajira una vida libre de violencias.
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